El estudio Cybersecurity Market – Growth, Trends, COVID-19 Impact, and Forecasts (2021 – 2026), publicado por Report Linker, muestra un futuro próximo en el que el negocio de la ciberseguridad crecería prácticamente en 200.000 millones de dólares en apenas un lustro
El año 2020 fue un año récord para el mercado de la ciberseguridad que, marcado por el impacto de la pandemia de la Covid-19, logró unas cifras, en un ya de por sí pujante negocio, que alcanzaron los 156.240 millones de dólares. Estas dimensiones, que marcan un punto de referencia de cara al futuro, parece que quedarán minimizadas por la ola de digitalización que, empujada por un fuerte viento llamado pandemia, parece aupar a un sector vital para la protección de los datos de particulares y empresas. Y es que, según publica el portal Report Linker, el negocio de la ciberseguridad podría alcanzar la nada desdeñable cifra de negocio de 352.250 millones de dólares para el año 2026; es decir, un crecimiento, en apenas un lustro, de 200.000 millones de dólares.
Si bien las cifras de este estudio, cuyos pilares encontraremos resumidos unas líneas más adelante, pueden sorprender o no a quien conozca más o menos los entresijos de este sector; la realidad es que vivimos en sociedades donde la digitalización resulta cada vez más trascendental, alcanzando a aspectos privados y empresariales donde antes era impensable su presencia. Esto, que resulta en un crisol de oportunidades de negocio y explotación, así como una importante revolución social, tiene también una contrapartida en todo lo relacionado con el manejo del dato. Y es que nos enfrentamos a riesgos potenciales muy elevados si no ponemos suficiente atención ante posibles ataques de ciberseguridad, sea cual sea su procedencia o método. Algo que ha quedado demostrado en numerosos y conocidos casos públicos donde diferentes vulnerabilidades han sacado a la palestra las vergüenzas de instituciones, empresas o personalidades reconocidas o anónimas.
En estos términos, el estudio cita cinco grandes vectores por los que este sector podría alcanzar la importancia, en cifras de negocio, anteriormente comentada. Veamos de cuáles se trata.
5 claves para la irrupción de la ciberseguridad en el siguiente lustro
- Rápido incremento de los incidentes relacionados con la ciberseguridad. Según el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS por sus siglas en inglés) y la empresa McAfee, los ciberdelitos, entendiendo estos como el daño, destrucción o robo de datos, dinero o propiedades, cuestan actualmente 600.000 millones de dólares a nivel mundial cada año; lo que supone el 0,8% del PIB a escala mundial.
- La irrupción del Internet of Things, con la multiplicación de conexiones que supone, demanda de una mayor apuesta por la ciberseguridad por parte de las empresas. Y es que, en un mundo en el que diversas aplicaciones comerciales emergentes se combinan con una clara reducción de costes de dispositivos inteligentes, la participación del IoT en diferentes escalas de la productividad se ha visto disparada. Algo que, unido a la explosión del fenómeno de las ciudades inteligentes, demanda una ciberseguridad a la altura de las circunstancias.
- El propio papel de la COVID-19, tristemente vigente, no ha hecho sino disparar la utilización de métodos como la videoconferencia o las reuniones telemáticas para mantener la actividad de instituciones, empresas e incluso de las relaciones sociales. Esto ha resultado en una ingente cantidad de datos cruzados, así como nuevos usuarios, que ponen de relieve las ventajas y, a su vez, vulnerabilidades de este tipo de ciber-encuentros.
- El tsunami de phising y malware, asociado a señuelos con temática como la COVID-19, que el Centro Nacional de Seguridad Cibernética (NCCSC), así como la Agencia de Seguridad de Infraestructura (CISA) del Reino Unido, o el Departamento de Seguridad Nacional de EEUU (DHS) han detectado en los últimos meses. Prácticas que, con especial foco al teletrabajo, están tratando de dinamitar la seguridad y la confidencialidad de numerosas empresas que, en apenas unas semanas, tuvieron que prepararse para que sus empleados trabajasen desde sus hogares.